martes, 26 de abril de 2022

Comentario de "Un día habrá una isla", de Pedro García Cabrera

Comentario de “Un día habrá una isla”, de Pedro García Cabrera

Un día habrá una isla

que no sea silencio amordazado.

Que me entierren en ella,

donde mi libertad dé sus rumores

a todos los que pisen sus orillas.

Solo no estoy. Están conmigo siempre 

horizontes y manos de esperanza, 

aquellos que no cesan

de mirarse la cara en sus heridas, 

aquellos que no pierden

el corazón y el rumbo en las tormentas, 

los que lloran de rabia

y se tragan el tiempo en carne viva.

Y cuando mis palabras se liberen

del combate en que muero y en que vivo, 

la alegría del mar le pido a todos

cuantos partan su pan en esta isla

que no sea silencio amordazado. 

 

Pregunta 1

1. Contextualización del autor y la obra en su época y movimiento.

El texto objeto de comentario es el poema “Un día habrá una isla”, escrito por el poeta canario Pedro García Cabrera, pertenece a su obra Las islas en que vivo (1971). 

Pedro García Cabrera nació en la isla de La Gomera en 1905. A una edad muy temprana se muda a Tenerife y allí estudia Magisterio en la Universidad de La Laguna. Una vez allí colabora en algunas revistas literarias de la época como Gaceta de Tenerife y Hespérides. En 1931 se presentó a las elecciones con la finalidad de restaurar el sistema republicano. Por tanto, ya presentaba una actitud de libertad que culminó cuando adoptó el estilo surrealista. Años más tarde, el estallido de la Guerra Civil marca decisivamente la vida del poeta debido a que le repercute negativamente en su vida personal: la reclusión en prisión, la deportación a África, la fuga que termina en accidente de tráfico, su posterior hospitalización y la nueva retención en la Península hasta ser reclamado por Tenerife para que el encarcelamiento fuese en las islas. 

Dada su conexión con el mundo literario durante el primer tercio del siglo XX, García Cabrera, al igual que su paisana isleña Josefina de la Torre, fue coetáneo de Lorca, Alberti y Pedro Salinas, entre otros. Por tanto, su principal fuente de influencia vino de la mano de la Generación del 27, grupo de escritores cuyo nombre se creó para homenajear al poeta Luis de Góngora. Asimismo, se caracterizaron por la renovación poética, tras la influencia de las vanguardias (especialmente del Surrealismo), la búsqueda del equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, así como entre lo culto y lo popular, el uso de la metáfora como principal figura literaria y una visión pesimista de la vida. 

La Guerra Civil española marca notoriamente la vida de García Cabrera, pero la llegada de la dictadura franquista, fue la que hizo que no tolerase las desigualdades entre los ciudadanos ni las injusticias cometidas por los altos cargos. Por este motivo, el tema principal de su poesía es la ansiada libertad, que muestra a través de la descripción del paisaje canario. 

2. Contextualización de la obra en la producción del autor y relación del texto o fragmento seleccionado con dicha obra. 

            En cuanto a la obra poética de García Cabrera se puede dividir en dos grandes etapas. La primera está marcada por dos grandes momentos. En primer lugar, la publicación de su primera obra, titulada Líquenes (1928), cuya influencia es neopopularista y modernista, mientras que el carácter más surrealista lo presenta a través de Transparencias fugadas (1934), La rodilla en el agua (1935) y Dársenas con despertadores (1936); y, en segundo lugar, una serie de obras donde refleja todo el sufrimiento vivido tras la Guerra Civil como Entre la guerra y tú (1936), Romancero cautivo (1936-1940), La arena y la intimidad (1940), Hombros de ausencias (1942-1944) y Viaje al interior de tu voz (1944-1946). No obstante, la segunda etapa tiene lugar durante el periodo de posguerra y muestra una poesía social, donde no solo predominará la idea de libertad, sino también el ideal de un mundo mejor y el mar como protagonista para simbolizar la fuerza que le ayuda a salir adelante: Días de alondras (1951), La esperanza me mantiene (1959), Vuelta a la isla (1968), Entre cuatro paredes (1968), Hora punta del hombre (1969) y Las islas en que vivo (1971), Elegías muertas de hambre (1975), Ojos que no ven (1977), Hacia la libertad (1978), A la mar fui por naranjas (1980). 

            El deseo de libertad y de esperanza, para que el futuro que aguarda sea mejor, junto con algunos elementos de la naturaleza (el mar, la isla) que simbolizan esa  esperanza que siente el Yo poético, se perciben a lo largo del poemario Las islas en que vivo. El poeta, a través de “Un día habrá una isla”, transmite su deseo de que en algún momento habrá un lugar donde puedan disfrutar, especialmente aquellas personas cuyas vidas han quedado marcadas por heridas del pasado. 

            “Un día habrá una isla” combina, concretamente, dieciocho versos heptasílabos y endecasílabos con rima asonante y algunos versos libres (7a, 11B, 7c, 11-, 11A, 11D, 11-, 7c, 11a, 7d, 11C, 7e, 11A, 11D, 11-, 11-, 11A, 11B). Por lo tanto, la estructura externa del poema forma una silva, estrofa que se caracteriza por combinar una serie indefinida de versos heptasílabos y endecasílabos. 

Con respecto al contenido, se pueden distinguir tres partes. En primer lugar, el poeta muestra su anhelo por un lugar y un futuro libre (vv.1-5); a continuación,  comunica que es consciente de que son muchos los que están sufriendo como él y también esperan esa libertad (vv. 6-13); y, por último, retoma de nuevo la idea inicial sobre el deseo de conseguir la libertad. Por consiguiente, la estructura interna es circular debido a que empieza y termina con la misma idea. 

3. Análisis de los personajes, espacio y tiempo (en el caso de los textos narrativos y dramáticos) y de los temas presentes en el fragmento (en el caso de los poemas)

            El tema que trata el poema es el deseo de libertad, presente en la España que ha sufrido tras la Guerra Civil, unido al anhelo de que haya un lugar donde poder disfrutar de la autonomía que fue arrebatada por la dictadura. Sin embargo, es un tema que sigue vigente en la actualidad. A pesar de que España no esté viviendo ahora mismo una situación de guerra ni de dictadura, sí que ha pasado por una situación de pandemia donde la población se ha visto inserta en un confinamiento absoluto durante un corto periodo de tiempo, pero intenso, privándola de su ansiada libertad. Además, el uso obligatorio de la mascarilla también ha contribuido, puesto que se convirtió en una obligación y no en una elección.

            Por otro lado, el poeta también manifiesta la esperanza para que el futuro sea mucho mejor que la situación que están viviendo en ese momento. Por ello, muestra un Yo poético apoyado por los otros que también han sufrido y permanecen firmes en la lucha (“manos de esperanza”). Esas personas que comparten su deseo también pertenecen a un sector desfavorecido que lucha y va en la misma sintonía que el poeta. De hecho, esa esperanza también está presente en el siglo XXI, debido a que la población española sigue siendo optimista tras esperar que la pandemia termine en algún momento y se pueda recuperar la antigua “normalidad”.

            El hecho de vivir en carne propia las consecuencias de la privatización de la libertad, llevan a García Cabrera a necesitar un espacio donde el entorno sea mejor, más solidario y que pueda disfrutarlo en compañía, no en la más mísera soledad. Ese lugar es una isla, debido a que se trata de un lugar acotado que se encuentra alejado del resto. Asimismo, la isla presenta un doble valor significativo. Por un lado, hace referencia al espacio real donde viven los isleños, pero también se emplea para representar el aislamiento y la soledad. 

4. Justificación del carácter literario del texto o fragmento (recursos estilísticos, simbología, género, relaciones con la tendencia o movimiento)

            “Un día habrá una isla” se caracteriza por la expresión de sentimientos y anhelos más íntimos de forma subjetiva, tales como la soledad y la opresión. Por tanto, el poeta quiere provocar determinadas sensaciones en el lector a través de la función expresiva (transmite sus sentimientos de la forma más honda) y la función poética (presente a través de los recursos literarios). Además, como está escrito en verso, alternando entre heptasílabos y endecasílabos, deja claro que pertenece al género lírico. 

            Con respecto al simbolismo, principalmente se encuentra la figura de la isla, lugar que el poeta utiliza para representar el asilamiento que está viviendo y la ligera esperanza que siente para que la situación mejore en el futuro. 

            García Cabrera no deja de lado sus raíces canarias a pesar de que no emplea ningún rasgo expresivo que sea característico del habla de su tierra, pero sí presenta una preocupación constante por el paisaje. Asimismo, emplea un lenguaje sencillo, típico de la poesía social para llegar a un mayor número de personas. Sin embargo, a pesar de que su forma de expresión sea bastante coloquial, muestra un uso connotativo del mismo a través de símbolos como la isla. 

            En cuanto a los recursos literarios, “Un día habrá una isla” presenta una serie de herramientas para embellecer y aportar un lenguaje más cuidado. En primer lugar, cabe destacar el uso del encabalgamiento suave, que se repite durante todo el poema como una manera de aportar serenidad, para que la idea de libertad no resulte tan abrupta (“aquellos que no pierden/el corazón y el rumbo de las tormentas”). Del mismo modo, hay que resaltar el empleo del hipérbaton, para destacar la imagen de la soledad y la presencia de las otras personas (“Solo no estoy. Están conmigo siempre / horizontes y manos de esperanza”). Más adelante, se puede observar una antítesis donde deja constancia de su lucha por la libertad (“Y cuando mis palabras se liberen / del combate en que muero y en que vivo”), pero también la personificación (“y se tragan el tiempo en carne viva”) para reflejar el deseo por la misma. Y, por último, la metonimia se encuentra a lo largo de todo el poema para transmitir una parte de aquellos grupos con los que se identifica el autor (“manos de esperanza”, “aquellos que no cesan / de mirarse la cara de sus heridas”).

            Por lo que respecta al nivel léxico-semántico, se localizan claramente algunos términos que se incluyen en el campo semántico de las partes del cuerpo (“manos”, “cara”, “corazón”, “carnes”) para remitir a personas que se encuentran en su misma situación. Además, utiliza el campo semántico de la libertad que tanto anhela (“libertad”, “orillas”, “horizontes”, “esperanza”, “mar”), pero también otro que hace referencia a todo lo contrario, a la privación de la libertad (“silencio amordazado”, “heridas”, “tormentas”, “rabia”, “combate”). 

            En el nivel morfosintáctico se destaca el uso de los sustantivos, mayormente concretos, para que los sentimientos del poeta sean más próximos y percibidos a través de los sentidos, exceptuando “libertad” y “alegría” que son abstractos y, por tanto, no se pueden captar a través de los sentidos. En cuanto a los adjetivos, solamente hay dos especificativos (“amordazado”, “viva”) que se emplean para intensificar el sufrimiento vivido durante el régimen franquista. Del mismo modo, los tiempos verbales que predominan son el presente de indicativo (“estoy”, “están”, “cesan”, “lloran”, “muero”, “vivo”, “tragan”), que se emplea para expresar acciones que están ocurriendo en ese mismo momento; el presente de subjuntivo (“sea”, “entierren”, “dé”, “liberen”, “partan”), para reflejar los deseos; y el futuro “habrá”, para otorgar veracidad a la intención del poeta. Por último, en el plano sintáctico, destacan las oraciones subordinadas adjetivas (“aquellos que no cesan”) y la modalidad enunciativa, que se usan para expresar las características de la isla que quiere destacar García Cabrera. 

Comentario de "Un día habrá una isla", de Pedro García Cabrera

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